Nos han enseñado desde la infancia que los problemas naturalmente hay que evitarlos y en ambiente laborales es común escuchar la frase “no me traigas problemas, tráeme soluciones”. De hecho, un problema es sinónimo de frustración, estancamiento o desierto.
Si bien, reconocemos el valor de la resolución de problemas, pero para ser innovadores y creativos debemos ser conscientes que los problemas son la antesala de soluciones novedosas.
Ver los problemas como algo que hay que rechazar por la demora del proceso de construir soluciones, mejor aceptemos que estos nos señalan oportunidades de crecimiento. Así que… sea que los llamemos áreas de oportunidad, errores, molestias o cualquier situación que nos disguste, estos son ideales para generar ideas creativas que los resuelvan.
¡Así que, deja de evadir los problemas es hora de ir a buscarlos!