Como vimos en el tema anterior, el resultado del aprendizaje es el crecimiento, pero ¿qué onda con el aprendizaje?
El aprendizaje es incómodo, ya que a la vez que sabemos que debemos tomarnos nuestro tiempo para aprender, está la contraparte de hacerlo rápido. Entendemos que cometer errores es parte del proceso, pero la preocupación por cometerlos sigue siendo considerable.
Así que sí, el aprendizaje puede ser incómodo, pero es necesario. Ahora, ¿cómo podemos abrazar esta incomodidad? Estos consejos nos ayudarán a lidiar con nuestro propio proceso de aprendizaje y comprender y apoyar el de los demás:
Identificar emociones. Dediquemos unos minutos a reflexionar sobre nuestras emociones y tratemos de entender su origen. Esto nos proporcionará mayor claridad para lidiar con estos y nos dará la confianza necesaria para recibir y brindar mentoría.
Aceptar la incomodidad. Los períodos de aprendizaje a menudo requieren perseverancia. Simplemente sigamos adelante y fluyamos con el proceso.
Reconceptualizar la situación. Cuando nos encontremos en el rol de mentor, ofrezcamos el mismo espacio y guía que deseamos recibir.
Sabemos que el aprendizaje es un proceso que nos lleva al crecimiento y estará presente en diversas etapas de nuestra vida en diferentes formas. Así que reconciliémonos con él y dejemos de preocuparnos por la velocidad a la que avanzamos y enfoquémonos en dar pasos constantes.